Cubierta ecológica

La preocupación existente por el medio ambiente se ha extendido a la gran mayoría de los sectores de la construcción. Por esta razón, los agentes de la construcción se plantean un cambio en el desarrollo de las ciudades modernas, buscando un desarrollo de las mismas en término de sostenibilidad a largo plazo, y en este aspecto es indispensable realizar una construcción con técnicas y tecnologías que permitan mejorar la calidad del medio ambiente.

 

¿En qué consisten?

Cubierta ecológica, cubierta ajardinada, verde o vegetalizada, es una cubierta donde se ha aprovechado la superficie de la cubierta para realizar un ajardinamiento. Se trata de zonas ajardinadas construidas sobre una superficie impermeable. Normalmente las azoteas, terrazas y cubiertas de los edificios son los espacios más usuales para este tipo de envolventes arquitectónicas utilizadas en arquitectura sostenible.

Se entiende como ecológica aquella cubierta que tiende al mínimo mantenimiento tanto por el ajustado grosor de substrato, no superior a 15 cm, así como por el uso de especies vegetales resistentes con poca exigencia de riego, normalmente planta crasa. Suelen ser cubiertas no transitables que aportan vegetación tapizante de poca altura (sedums).


Este tipo de cubierta, conocida y explotada desde la prehistoria, se ha utilizado tradicionalmente para aislar las casas del aire frío y de la lluvia (impermeabilización perfecta) y se ha utilizado desde la década de 1970 en muchos países del Norte de Europa (Alemania, Países Bajos, Suiza, Países Escandinavos…) es una característica común de arquitectura en el diseño de un edificio sostenible o de Alta Calidad Ambiental. De este modo, se puede decir que una cubierta ecológica es la fusión de naturaleza, impermeabilización y aislamiento dentro de una solución constructiva. Crean un clima más agradable ya que reducen el calentamiento atmosférico y permiten humidificar el ambiente urbano, dotan al edificio de un sistema duradero de impermeabilización, contribuyendo a un beneficio medioambiental y social y aportando un ahorro energético a los usuarios, de forma que, a la vez, se mejore la estética y la calidad de la construcción desde una perspectiva sostenible, original e innovadora.

Así pues, las cubiertas ecológicas se conforman por diferentes capas, según el sistema utilizado. Si nos centramos en las cubiertas ecológicas con pendiente plana, podemos decir, básicamente, que son necesarias las siguientes:

  • Capa impermeabilizante: resistente a los efectos nocivos del agua encharcada y antirraíces. De no tener estas propiedades, habría que colocar una capa antirraíces y dotar a la cubierta de una ligera pendiente para evacuar el agua.
  • Capa protectora: sirve para proteger mecánicamente la impermeabilización antirraíz y para retener aguas y nutrientes.
  • Capa de drenaje: evacúa aguas pluviales sobrantes, retiene agua, riega por difusión y airea las raíces. Además, esta capa distribuye el peso total del agua sobre la cubierta mientras mantienen la función drenante a pleno rendimiento, optimizando las cubiertas vegetales incluso en aquellas con limitación de cargas estructurales.
  • Capa de filtro: la capa de filtro evita la colmatación del elemento de drenaje substrato pero sin reducir la circulación de agua y aire. Asegura un drenaje duradero.
  • Capa de sustrato: capacidad de absorción de nutrientes, mantenimiento del pH, capacidad de retención de agua, espacio para las raíces, etc. Gracias a estas propiedades, la vegetación puede resistir períodos de sequía y se disminuyen las probabilidades de aparición de malas hierbas.
  • Capa Aislante: una cubierta ecológica ajardinada ha de estar formada siempre de una impermeabilización y capa antiraíces que la proteja, un drenaje que ayude al control del ciclo del agua completado con las capas separadoras y filtrantes necesarias, un aislamiento (si fuera necesario según cálculos térmicos requeridos), un sustrato vegetal orgánico y el acabado vegetal de raíz corta, tipo plantas sédum o césped.

Cuando se cumple con todas estas especificaciones se puede decir que la cubierta ecológica es hoy en día la única forma de cubierta que cumple con los requisitos para una construcción sostenible por sus ventajas no solo ecológicas, sino también económicas como son ahorro de energía, mejora del medio ambiente, etc.

 

Impermeabilización, parte indispensable.

La impermeabilización es un factor clave, es recomendable que la impermeabilización sea antiraíz. Si no es así, entonces al sistema constructivo hay que añadir una lámina con esta función. Existen varios tipos de membranas impermeabilizantes: asfálticas o bituminosas, de las que existen referencias con tratamiento antiraíz, y las sintéticas, que están fabricadas con materiales que son de por sí anti-raíces: PVC, EPDM, TPO. En cualquier caso la impermeabilización debe disponer del certificado de resistencia a raíces FLL.

 

¿Qué aportan?

Una de las principales características que aporta este sistema constructivo son las cualidades estéticas: permite crear espacios verdes en ciudades con un buen aprovechamiento del espacio y convierten la ciudad en un lugar más amable y digno donde vivir, singularizan el edificio con total naturalidad, revalorizan el valor del inmueble, protegen la cubierta y alargan la vida de las impermeabilizaciones.


Además, reducen el calentamiento atmosférico y humedecen el ambiente, reducen la contaminación de polvo y aerosoles, contribuyen a mejorar el ambiente urbano controlando la humedad del aire mediante un proceso evapo-transpirativo, actúan como filtros de partículas volátiles en la ciudad, muchas de ellas tóxicas, captándolas al chocar con sus hojas, la lluvia arrastra sustancias nocivas ambientales (lluvia ácida) y también lava las depositadas en las superficie de las hojas. Asimismo, al atravesar el sustrato en parte se filtran y en parte son asimiladas por las propias raíces, en algunos casos capaces de encargarse hasta de partículas de metales pesados

Así pues, de los estudios que se han llevado a cabo se pueden vislumbrar las siguientes ventajas que aportar:

– Se devuelve a la naturaleza el espacio ocupado por las construcciones a través de núcleos verdes en zonas urbanas.

– Favorecen el medio ambiente actuando como filtros verdes frente a la contaminación atmosférica y como sumideros de CO2.

– Integración paisajística y arquitectónica.

– Sistemas versátiles ligeros, sencillos, rápidos de instalar y de mínimo mantenimiento.

– Recuperación de especies vegetales autóctonas.

– Convierte la cubierta en un espacio útil.

– Contribuyen a mejorar el efecto denominado isla de calor.

– Este tipo de cubierta garantiza una estanqueidad perfecta y duradera, ya que los materiales de impermeabilización de terrazas están protegidos de los rayos ultravioleta y del clima.

– El edificio también está protegido contra los choques térmicos relacionados con la recepción de lluvia fría sobre un tejado caliente.

– Las temperaturas son más constantes, lo cual es un medio para reducir la tensión mecánica y mejorar las condiciones de vida de los ocupantes del edificio.

– Otra ventaja significativa de la cubierta verde se debe a sus características naturales de aislamiento.

– El aislamiento térmico obtenido puede lograr ahorros significativos de energía, especialmente en verano en términos de refrigeración y, en menor medida en invierno, en términos de calefacción.

– En cuanto a la insonorización, el rendimiento es muy elevado, dado que tanto la tierra como la vegetación son unos de los mejores aislantes acústicos que existen.

– Las cubiertas ajardinadas son rentables, tanto para pequeños garajes como para cubiertas de grandes naves industriales

 

¿Qué evitar?

Entre los principales errores que se debe evitar cometer es la mala aplicación del sistema de impermeabilización, conjugado con la escasa calidad de algunos de los materiales empleados. Una buena ejecución de la impermeabilización, teniendo en cuenta desde la calidad y prestaciones que nos ofrece la lámina impermeabilizante, hasta el estricto control de la puesta en obra, son claves para asegurar la perfecta funcionalidad y duración del sistema. Es importantísimo comprobar que la impermeabilización está correctamente ejecutada y que dicha membrana es anti-raíz; en caso contrario, se debería instalar una lámina con esta función. Otro error que puede cometerse en cuanto a sistema completo, está en no usar capas separadoras y filtrantes, tal como recomienda el CTE, así como usar drenajes de bajas prestaciones que acaban deformándose durante el tiempo y perdiendo capacidad. Usar un geotextil filtrante entre el drenaje y la capa de sustrato es vital, así como conseguir mantener las capacidades drenantes del sistema durante su ciclo de vida.

Recomendaciones

Como es frecuente, una mala instalación y mantenimiento pueden ser el origen de múltiples problemas y molestias futuras. Por eso, conviene seguir una serie de consejos y atender a algunos detalles a la hora de colocar una cubierta ecológica.

  • Resistencia del forjado: como es lógico, éste es un paso imprescindible y esencial. Lo más importante es comprobar si la resistencia del forjado es suficiente para soportar la sobrecarga de la cubierta ajardinada. Además, habrá que atender a la pendiente de forjado, a partir de 15º aproximadamente se aconseja sólo la plantación de vegetación tipo sedum o pradera.
  • Adecuar en caso de rehabilitación: cuando se trata de una obra de rehabilitación es de vital importancia comprobar el estado de la impermeabilización, adecuarla en las zonas perimetrales y sustituirla por completo si hiciera falta. Esto es debido a que es necesario asegurarse de que la impermeabilización de la cubierta existente es estanca.
  • Atención a los accesos: debe tenerse en cuenta la realización de una correcta adecuación de los accesos para el mantenimiento de la cubierta.
  • Tomas de agua y luz: es necesario contar con ellas por si en un futuro es posible realizar una instalación de riego. Tradicionalmente, las cubiertas ecológicas se consideran de mantenimiento prácticamente nulo. Sin embargo, la previsión de períodos de largo tiempo sin la existencia de precipitaciones, añadido a altas temperaturas, climatología típica de muchas zonas de nuestro país, hace recomendable su uso.
  • Una vegetación adecuada: será necesario adaptarla a las particularidades de la zona. En función de dónde nos encontremos, existirán variedades autóctonas que se adecuen mejor a las exigencias de la cubierta. Además, la vegetación habrá que plantarla en épocas adecuadas, evitando meses de mucho frío o mucho calor.
  • Atención al mantenimiento: el mantenimiento posterior de la cubierta será tanto o más importante incluso que la propia instalación.

 

Además del mantenimiento específico de la jardinería, anualmente se procederá a realizar, bajo la supervisión de un experto, las siguientes comprobaciones, procediendo a la reparación de los defectos encontrados: revisión del estado de limpieza de los desagües, comprobación de los remates exteriores de la membrana de impermeabilización y sus sellados expuestos, y vigilancia de la existencia de desplazamientos en el sustrato y deterioros en la capa de protección de la impermeabilización que la dejen al descubierto. Todos estos trabajos de mantenimiento y restauración deben realizarse por personal cualificado.

 

Una adecuada colocación

Para conseguir que la impermeabilización de la cubierta responda a las expectativas, hay que atender a una serie de aspectos y evitar errores:

  • Preparación del soporte: El soporte base deberá estar sano, ser resistente, regular, seco y limpio. Generalmente, en una cubierta cuyo soporte estructural está formado por un forjado unidirección de 25×5 cm, la pendiente se dará con hormigón celular a partir de la zona de desagüe, formada con mortero y respetando los parámetros indicados por el CTE -depresión de aproximadamente 3 cm en una superficie de 50×50 cm-. El espesor mínimo del hormigón celular será de 3 cm y se terminará con una capa de mortero de al menos 3 cm de espesor. Los faldones de cubierta serán rectangulares o triangulares, con pendiente del 1% mínimo. Además, dicha superficie no debe presentar ni huecos ni resaltes superiores al 20% del espesor de la membrana. Por otra parte, no podrá haber aristas punzantes, excepto en aquellos casos que se requiera una determinada rugosidad. Por último, habrá que limpiar adecuadamente la superficie con medios mecánicos o manuales, evitando cualquier tipo de suciedad, grasa e impurezas.
  • Puntos singulares: Precisamente por su singularidad, es en la ejecución de estos puntos donde más cuidado hay que poner. Se consideran puntos singulares, entre otros, juntas de dilatación; encuentros de la cubierta con paramentos, bordes laterales y elementos pasantes; sumideros, canalones y rebosaderos; rincones y esquinas; o accesos y aberturas. El tratamiento de estos puntos pasa por el corte y colocación de piezas o bandas de refuerzo y terminación, adaptadas al elemento como un traje a medida.
  • Diseño adecuado: será necesario diseñar, de manera adecuada, sistemas de humidificación, retención, drenaje y oxigenación que mantengan, en cada época del año, el substrato en condiciones óptimas.
  • Atención al clima: no es recomendable la realización de trabajos de impermeabilización cuando las condiciones climatológicas puedan resultar perjudiciales, en particular si está nevando o hay nieve o hielo sobre la cubierta, o cuando llueva o la cubierta esté mojada. Asimismo, no es aconsejable aplicar el asfalto fundido lloviendo o con temperaturas inferiores a 2 o 3 ºC, partiendo siempre de una solera completamente seca.
  • Cuidado con las incompatibilidades: es importante no colocar juntos materiales incompatibles que provoque que se comporten de manera distinta.

 

Tipos más usados

Con respecto a las tipologías de cubiertas ecológicas, existen varios tipos en función de distintos factores: uso, tipo de vegetación, espesor de sustrato que se pueda o quiera colocar, inclinación…

  • Cubiertas extensivas: cuentan con 8-10 cm de sustrato. Con una vegetación tipo sedum principalmente, proporciona un efecto pradera que requiere muy poco mantenimiento. Se utilizan para un ajardinamiento de crecimiento bajo y tapizante sobre cubiertas planas. Las plantas que mejor se adaptan y se utilizan para este tipo de cubiertas son de tipo sedum y aromáticas. Las ventajas del sedum por ejemplo, son: una sobrecarga limitada y el reducido coste de mantenimiento. Este tipo de cubiertas buscan naturalizar la superficie con un mínimo mantenimiento y consumo de agua, y sin ningún fin ornamental, simplemente beneficiarse de los valores medio ambientales que la vegetación aporta en el edificio. Estas soluciones se suelen dar en edificios industriales con cubiertas de grandes superficies, y en cubiertas no accesibles ni visitables.
  • Cubiertas semi intensivas: tienen entre 15-30 cm de sustrato. Se utilizan especies cespitosas, aromáticas, gramíneas…, dan a esta cubierta un espacio más parecido a un jardín. En ellas se deben señalizar y reforzar las zonas de paso y de recreo para convertirlas en transitables.
  • Cubiertas intensivas: a partir de 30 cm. El abanico de especies vegetativas se abre, y las necesidades de mantenimiento aumentan como las que nos encontramos en un jardín. Eso sí, es una opción completamente abierta a todo tipo de posibilidades. Este tipo de cubierta permite la instalación de zonas verdes adaptables en función de la estética del edificio (césped, arbustos y árboles). Además, permite la combinación con otras utilizaciones, como terrazas, zonas peatonales o de recreo e incluso accesos para vehículos.
  • Cubierta solar: esta tipología es cada día más numerosa.
  • Cubiertas “heavy use”: se trata de un sistema especial de cubierta pavimentada. Suelen instalarse en plazas u otras zonas a nivel de suelo, en zonas de tráfico de peatones, y hasta vehículos ocasionalmente, y tienen el objetivo de gestionar el agua de escorrentía evitando encharcamientos y posibles filtraciones a sótanos o garajes. Pueden denominarse también cubierta transitable, y son fácilmente realizables sobre garajes subterráneos, zonas comunitarias e incluso túneles y ofrecen espacios de uso multifuncional: acceso de servicios, instalación de máquinas de aire acondicionado, paso de vehículos e incluso zonas de recreo. Además de la carga que ocasiona cada tipo de utilización deben preverse las posibles sobrecargas ocasionales, las vibraciones ocasionadas por máquinas en funcionamiento o la fuerza de empuje de vehículos en marcha.
  • Cubiertas huerto urbano: a partir de 40 cm, se diseñan para cultivos hortícolas intensivos. Aquí la composición del sustrato es fundamental porque de él dependerá el rendimiento agronómico del cultivo.

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